Liderar no es mandar, sino saber servir y dirigir a los demás con un propósito.

Dicen los que trabajan en Liderazgo que, siempre se respeta más a los que enseñan que a los que mandan.

Quien lidera, ya sea un proyecto, empresa o institución, lo hace reuniendo ciertas cualidades y habilidades que le permiten influenciar de manera positiva a quienes lo acompañan.

Coincidirás conmigo que, si bien el líder es quien tiene la última palabra, la forma de llegar a los mejores resultados es ni más ni menos que el trabajo en equipo. Y esto, un líder lo lleva a la práctica.

Por eso, decido comenzar este espacio de charlas junto a líderes del agro, con Antonio Domene.

Antonio es además de un gran profesional, un ser humano excepcional. Y lo más importante para el tema que nos trae hoy al blog, es un líder nato. Lo que se suele decir, un líder positivo.

Tiene la capacidad de formar equipos que transforman a las empresas y a las personas.

Si habláramos de construcción, te diría que es el elemento aglutinante: Capaz de reunir personas para formar un equipo compacto. Y hablo de equipo, no de suma de individualidades.

Si quieres conocer sobre él y su experiencia en la digitalización del agro, solo tienes que leer lo que sigue a continuación.

Hablamos de la transformación digital como un reto necesario para cualquier empresa o cooperativa. Pero, ante este nuevo escenario global, ¿qué deberían hacer las empresas? ¿En qué niveles de transformación digital está el tejido empresarial agroalimentario en España?

Desde el punto de vista de digitalización, el tejido empresarial agroalimentario español es muy variopinto, puesto que es muy amplio y con diferencias muy notables entre regiones y tipos de negocio agro al que nos refiramos, etc.

Por experiencia (he tenido la suerte de conocer el nivel de digitalización pensando en el proceso extremo a extremo, es decir, desde el origen del producto hasta la recepción por parte del cliente) el nivel de digitalización es bastante alto, comparado incluso con otros sectores muy relevantes en la economía española a nivel de PIB.

Pero, si analizamos con lupa y hacemos una inmersión en la cadena de valor de este sector, vemos que existen huecos vacíos de cualquier nivel de digitalización y otros, con grandes niveles de esta. Bajo mi perspectiva, como cualquier cadena, hay que mantener todos los eslabones en el mismo nivel de consistencia.

Dicho esto, mi recomendación sería analizar qué procesos mantengo más débiles y, por tanto, serían estos por los que debo de empezar a planificar, para llevarlos a un nivel acorde al resto de los eslabones de mi cadena que mejor tengo.

Creo que este es uno de los errores que cometemos en las organizaciones, probablemente porque no exista un análisis de los procesos adecuados y se adquiera tecnología para digitalizar parcelas acotadas en función del interés de negocio del proveedor tecnológico.

¿Cómo se ha de gestionar, desde cero, la transformación digital en una empresa o cooperativa agroalimentaria? ¿Qué no puede faltar en una transformación digital?

Un buen análisis y un equilibrio, podrían ser las claves de partida. Pero, sobre todo el sentido común y la practicidad.

Transformar digitalmente una empresa no es un elemento de marketing, ni es un sello de calidad. Es una necesidad en la situación actual. Eso sí, insisto, debemos acometerlo con mucho sentido común y practicidad.

Con lo cual, si nuestra organización no está preparada para ello, por mucha digitalización que introduzcamos, será un fracaso. Lo fundamental somos las personas que la utilizamos. Por esto, lo primero es la formación, además de adecuar los perfiles a esta nueva situación.

Personal formado y con una conciencia clara de que, los procedimientos que se llevan a cabo en el día a día de una empresa, ahora se deben de llevar a través de herramientas que permitan el flujo digital de los datos. Lo segundo sería adecuar el nivel de digitalización a un presupuesto, unos objetivos y unos logros.

Muchas veces nos centramos en el presupuesto y en el objetivo, pero no medimos el logro. 

Hasta que no se consiguen los logros mínimos planteados, no debemos continuar sin solventar lo que haya fallado.

He observado cómo muchos procesos de digitalización se han parado y tirado a la basura por el desánimo generado al no conseguir los objetivos iniciales. (Que podían estar perfectamente sobre valorados)

Y, por otro lado, algunas veces, cuando los proyectos no llegan a buen término, no es que hayan fracasado, hay que saber el por qué. Puede ser que no fuera el momento adecuado para nuestra empresa, puede ser que fuese demasiado ambicioso en ese momento, o puede ser que no tuviéramos los recursos necesarios para ello.

Y, eso no significa que replanteando y conociendo bien estos errores, no podamos corregirlos y atacar de nuevo con éxito ese proyecto. Cuántas veces has oído la frase: “eso lo intentamos, pero aquí no funcionó”, y posteriormente se ha llevado a cabo.

Es crucial analizar el por qué de los errores.

Comunicar sin obtener datos de ello ¿Es un error por parte de las empresas agroalimentarias?

Comunicar por comunicar…es un error. Este es otro concepto que ya cambió.

La mayoría de las comunicaciones hoy en día son digitales, por no decir el 100%. Puesto que, aunque el canal al que estén orientadas no sea digital en su origen, ya hoy se digitalizan. Y, por tanto, se pueden medir.

Ya sabes, los números son la base de cualquier estrategia.

No mirándolos como cifras frías que nos lleven a conseguir los objetivos, sino, como herramientas fundamentales para hacer un buen trabajo.

¿Por qué? Porque la capacidad de análisis y la inmediatez del dato, hoy, es brutal.

Contamos con una posibilidad de análisis online que nos permite analizar errores o fallos en nuestra comunicación y poder corregirlos y orientarlo de forma inmediata a nuestros objetivos.

Los datos no son solo para medir lo bien que lo hago. Son más importantes para analizar cuando me desvío de los logros y, por tanto, para ver lo mal que lo hago y poder corregir rápidamente.

La verdadera relevancia de los resultados de la Transformación Digital se ve en los efectos que generan en los equipos y, especialmente, en los proceso ¿Puedes darnos un ejemplo basado en tu experiencia?

Este es, lamentablemente, un sector muy orientado a la optimización de los costes. Y esto está muy bien, y creo que los profesionales del sector han realizado un trabajo encomiable en ese sentido.

Aunque, me gustaría más poder hablar de orientación a valor y generación de este. Pero, esa es una debilidad hoy por hoy mayoritariamente extendida en el sector.

En ese sentido y por responder a tu pregunta, la implantación de un control de producción es uno de los ejemplos más sencillos donde no digitalizamos el proceso, digitalizamos la forma de pensar y de actuar, porque volvemos a los datos.

Lo que nos permite la digitalización es el análisis de datos y, hoy en día, con herramientas asequibles, fáciles de implantar y manejar por cualquier organización, se pueden estar viendo los resultados en tiempo real.

Los procesos de producción de las empresas agroalimentarias están muy optimizados puesto que cuentan con personal muy experimentado a lo largo de años en cuanto a la mejora continua de los mismos. Pero, si no está digitalizado y eres capaz de hacerlo, lo más importante es ver el cambio en los propios recursos humanos, ver cómo analizan y ver como rectifican su propia experiencia a través de contrastar sus decisiones con datos en tiempo real.

El cambio tecnológico también está inserto en el mundo de las ventas. ¿Cómo ha afectado la tecnología a esta área? ¿Cuáles son sus aspectos positivos?

Existen muchas iniciativas de mejora en este campo. Personalmente, es uno de los que más me atrae y en el que considero más se puede avanzar, puesto que en términos de digitalización es un eslabón aún débil.

Todavía, muchas de las ventas se siguen realizando a través de conversaciones, chateos por WhatsApp (lo cual ha generado mucha más inmediatez en estas comunicaciones), o emails, pero aún no existen implantadas con éxito, como digo, plataformas que digitalicen los procesos comerciales.

Esto, sin dudas, es algo que en el futuro inmediato cambiará en las organizaciones. Porque, si lo que hablamos es de montar un ecommerce, eso es otra cuestión a la que no me estoy refiriendo.

Los ecommerce, en toda empresa que tenga una línea de negocio capaz de ser desarrollada a través de estos, son algo que ya debería de estar incluso sobrepasado.

Y para ello es muy fácil darse cuenta. La crisis del COVID-19 ha acelerado enormemente el avance de las tiendas online. En este sentido, creo que todo aquel que tenga un producto vendible a través de internet, debería ya haber desarrollado este canal y mejorarlo día a día.

Volviendo a las ventas, es donde creo que se desarrollarán cada vez más, ya sea por proveedores, por la gran distribución o por iniciativas propias, herramientas que digitalicen este proceso, puesto que es en el que más dinero se juegan las empresas y en el cual se pueden optimizar mucho los procesos de decisión, de lo que yo llamo “la mejor venta”.

¿Cómo podría una empresa agroalimentaria transformar esta crisis en una oportunidad?

Cuando existe una crisis suelen ocurrir estas cosas:

  1. Se incrementa la capacidad de mejora.
  2. Se reduce la “grasa” en las empresas, tapada por años de tranquilidad.
  3. Se reduce la competencia, aunque venga por una reducción del propio mercado.
  4. Se optimizan las decisiones.
  5. Se sale mejor preparado para la siguiente fase de estabilidad, con lo cual, si se es hábil, se pueden obtener buenos rendimientos pasada la crisis.

Según estudios las ventas de una empresa con empleados más felices aumentan en un 37% y la productividad en un 31 %. ¿A las empresas agroalimentarias les interesa tener a trabajadores felices?

A todas las empresas les interesa tener trabajadores felices, todos rendimos mejor cuando nos encontramos en un entorno de felicidad, incluso en momentos de crisis.

No debemos dejarnos llevar por una coyuntura económica negativa, que conllevará seguro a decisiones duras y complejas, con un estado anímico negativo y apagado. Cuando ocurren este tipo de situaciones parece que, si no estamos tristes como trabajadores en las empresas, no hemos entendido la gravedad de la situación.

Todo lo contrario, hay que mantener la moral de la tropa arriba, más que nunca, puesto que el entorno es negativo, cuanto más positivo lo intentemos construir, antes saldremos de los momentos malos.

Y en los momentos buenos, o en la estabilidad, indudablemente las empresas que mantienen un nivel de felicidad importante obtienen resultados muy por encima de sus competidores.

Para ello, recobra valor también, la digitalización de la comunicación con los empleados, puesto que cada día más se optimizan las reuniones, si las organizaciones ya cuentan con un cierto tamaño, la comunicación sigue siendo la mayor de las quejas de los empleados.

Hoy, esa comunicación debe ser fluida y digital.

Hemos vivido en los últimos años un cambio tecnológico. Los clientes ya no compran productos como antes, compran experiencias. En este aspecto, ¿cómo crees que ha cambiado la experiencia de cliente?

Los clientes (todos somos clientes), ¿somos cada vez más “listos”?… Probablemente. Pero, lo que si tenemos son cada vez más datos a la hora de analizar una compra.

Con lo cual, si cuantitativamente se hace un buen análisis a la hora de comprar y, en cuanto a precio, características, valores de estas, etc., hemos hecho un buen estudio y hemos decidido por una compra, ¿qué nos queda para repetir? Pues, la experiencia vivida con esa compra.

Que no tiene por qué estar en el valor real del producto adquirido, o que cubra con creces las características esperadas tras la compra.

¿Qué quiero decir con esto?

Que puede ser que solo el proceso de compra del producto haya sido un éxito para que la próxima vez no dudemos en repetir. En este momento, como empresa, es más importante el servicio que el producto.

Indudablemente con un mal producto, será muy difícil sobrevivir. Pero, un buen producto, si no lo recubrimos con una excelente experiencia de compra (servicio al cliente), puede ser que tampoco.

Piénsalo ¿Cuántos ejemplos conoces de productos que sin ser “tan buenos” como otros, triunfan?

¿Cómo visionas el futuro de la digitalización del agro? ¿Hacia dónde vamos?

Como ya hemos comentado, un elemento muy importante aún sin aborda, es la venta. Ese será uno de los eslabones que, en los próximos tiempos, sufrirá cambios hacia la digitalización.

Lógicamente, se irán cubriendo los eslabones de la cadena más débiles, bien porque se les preste atención al descubrir que, si no invertimos, por ahí se puede romper, o bien, porque los otros eslabones vayan “tirando” de ellos hacia un mayor grado de digitalización.

El otro, probablemente, será el extremo a extremo. Es decir, el consumidor final querrá no solo saber que la trazabilidad es y está, sino, hasta ver la forma en la que se produce de manera online.

Por supuesto, siempre vigilando que se respetan los criterios que cada día se valoran más, en cuanto a sostenibilidad, aprovechamiento de recursos, control de residuo, etc.

La digitalización nos da datos y control. Y, esos datos y control los querrá el consumidor final, como elemento de evaluación de su compra y de transparencia.

Hasta aquí por hoy. Espero te guste la primer charla en el nuevo espacio del blog, donde lideres del agro te contarán sus experiencias.

Nos vemos en la próxima.

Gracias Antonio Domene por tu tiempo! Siempre es un placer hablar contigo. 

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